Páginas

13 de noviembre de 2018

Estados Unidos (4): bye-bye por Arizona

Dando por sentado que la Sierra Nevada de California se llamará así por algo, en el pueblo de Hurricane en Utah habíamos decidido que en noviembre iba a hacer mucho frío en esa parte de California y que cambiábamos de ruta hacia Arizona, hacia el sur, hacia el calor. Ilusos.

Con el Gran Cañón del Colorado en Arizona como objetivo inicial comenzamos a pedalear primero por carreteras con mucho más tráfico que arcén, para después seguir por caminos boscosos en los que el único tráfico era de ciervos y otros animales, entre ellos, algunos cazadores en sus vehículos ATV o todoterreno.

5 de noviembre de 2018

Estados Unidos (3): Utah la superlativa

Los últimos kilómetros de Colorado ya nos iban preparando para lo que nos esperaba en Utah. No solo el cambio de un imponente paisaje montañoso y verde al extraordinario panorama geológico de formaciones rocosas de colores - algo así como si fuera el pleistoceno en technicolor-, sino también el calor, el desierto y, con ello, la escasez de agua en una zona deshabitada. Pero fuera por miopía, exceso de confianza o simple pendejada, no supimos leer correctamente los signos y al poco de  cruzar la frontera estatal nos quedamos peligrosamente cortos de agua.

28 de octubre de 2018

Estados Unidos (2): por Wyoming y Colorado siguiendo montañas y ríos

Ya solo el nombre del estado, Wyoming, resulta evocador, lleno de fotogramas de aventuras entre indios (arapahoes, crows, lakotas y soshones son las tribus de la zona) y vaqueros, como si John Wayne o el indio Winnetou de Karl May estuvieran a punto de asomar en la siguiente curva. Uno se sorprende cuando lee que el sur de Wyoming perteneció al imperio español (aunque imagino que unos territorios tan lejanos y salvajes no estarían muy presentes en las decisiones cotidianas del rey de turno) y después fue parte de México. Con unas fronteras dibujadas con escuadra y cartabón, Wyoming es, como Montana, otro estado muy poco poblado, siendo el décimo en extensión (250.000 km2, la mitad que España) y el que menos población tiene (no llega a 600.000 habitantes). No resulta por tanto extraño que, siguiendo nuestro camino hacia el sur, los siguientes días pedaleáramos por las veredas de la gran divisoria, unas veces por bosques y montañas, otras veces por valles y desiertos, pero casi siempre solos. Con tiempo cambiante, en pleno agosto nos cayó una tormenta que nos dejó temblando y una mañana amanecimos llenos de escarcha. En agosto.

24 de octubre de 2018

Estados Unidos (1): entrando por Montana

Dejamos Canadá -con ganas de volver- y entramos a EEUU por el estado de Montana. Como durante nuestros recientes viajes habíamos visitado países pertenecientes al "eje del mal" como Irán, Libia, Sudán, etc., EEUU nos exigía un visado. El proceso incluía una entrevista en una embajada americana, entrevista que mantuvimos en Kuala Lumpur. El visado concedido es para diez años, pero la duración de estancia concreta depende del de inmigración cada vez que uno cruza la frontera. Al final, como era de esperar ante gente seria y responsable como nosotros, no hubo problemas y nos concedieron un visado para seis meses, suficiente para el recorrido que teníamos en mente.

23 de septiembre de 2018

Canadá: de paraísos urbanos y naturales... y de osos

Corría el año 1791 cuando el oficial de marina y explorador gaditano José María Narváez, en uno de sus múltiples viajes por la zona, avistó lo que posteriormente se llamaría Vancouver, siendo así el primer europeo en hacerlo. Nosotros llegamos un poco más tarde que él y en avión, aunque para entonces ya llevábamos cuatro años y más de 58.000km de pedaleo en nuestras piernas, amén de tropocientas horas metidos en un avión de Air China (de esos construidos con la estatura china en mente), cambio de fecha incluido sobre algún punto del círculo polar ártico. Cuando sea mayor 😉 viajaré en business.

En Vancouver nos esperaban Mark y Mary, nuestros estupendos anfitriones de Warmshowers, que nos iban a alojar a papo de rey en un bastante céntrico apartamento situado en una antigua iglesia reconvertida.

También nos esperaba la televisión: un periodista amigo de Mark, nuestro anfitrión, al escucharle decir que iba a alojar a dos perfectos desconocidos a través de esta plataforma de apoyo entre los ciclistas del mundo, decidió que era una historia suficientemente interesante como para aparecer en los canales locales de medio Canadá. Nos empezaron a filmar y a hacer preguntas antes siquiera de llegar a casa tras unas treinta horas de viaje desde la lejana Melbourne vía Beijing. Dudo que dijéramos nada coherente ante los ojos de literalmemte miles de canadienses mientras desayunaban cereales al día siguiente.

8 de septiembre de 2018

Australia (3): vuelta a la civilización

El Mawson trail es otra preciosidad de camino que recorre el sureño estado de Victoria. Transcurre por una zona inicialmente minera y posteriormente agrícola, entre montañas y valles, con angostas gargantas cuajadas de árboles goma. Árboles que se llaman así no sé muy bien por qué, porque no es que sean elásticos, más bien al contrario: sus enormes ramas se parten sin avisar, así que no es recomendable acampar bajo ellos. Lo malo es que los de turismo no le enseñan a uno una foto del árbol goma y hasta que te enteras de cuál es, no te atreves a acampar bajo ningún árbol desconocido. En mi caso, prácticamente todos.

Algunas de las minas de la zona se llevaron la riqueza casi sin avisar. El pueblo de Leighton Creek fue desplazado de su emplazamiento original para explotar una enorme mina de carbón que, mira tú por donde, estaba justo debajo. Mala suerte. O buena, según se mire, pues les hicieron un pueblo nuevo con unas infraestructuras que ya las quisieran pueblos de más entidad. Pero un buen día se terminó el carbón -o ya no lo quisieron más, no lo sé-, y casi todos los currelas se largaron por donde habían venido, dejando atrás un pueblo fantasma, con esas estupendas infraestructuras vacías. Afortunadamente para nosotros el supermercado había decidido permanecer en el pueblo y, necesitados como estábamos tras las penurias del Oodnadatta trail, pudimos comprar comida. Pero el invierno en el sur de Australia no es baladí y, tras una primera noche a cero grados en la tienda de campaña -y nada menos que sesenta noches seguidas acampando- decidimos que la segunda nos la íbamos a pasar en un hotel con una cama y buena calefacción. Somos débiles, ya lo sé.

2 de septiembre de 2018

Australia (2): de dioses molestos, canguros atropellados y horizontes lejanos

Alice Springs, en el centro de Australia, es una suerte de capital oficiosa del Outback. La ciudad era en un inicio una estación de telégrafo, una de los doce repetidores que había entre Adelaida en la costa sur y Darwin en la norte. En ellos el personal se pasaba todo el día tecleando telegramas que recibía de un punto y reenviaba al siguiente: vida tediosa donde la haya. El caso es que Alice era la mujer del director de telégrafos de Adelaida, la oficina se llamó Alice Springs y la ciudad, en principio llamada Stuart, acabó tomando el nombre de una mujer que seguramente nunca estuvo en ella.

La ciudad ofrece un respiro al sufrido cicloviajero tras cientos de kilómetros de árido desierto, pertrechada como está de servicios varios, tiendas, hoteles y restaurantes. No es que hiciéramos mucho uso de hoteles (acampamos en el camping más cutre de la ciudad) o restaurantes (una única cena en un restaurante; siempre llegamos a estos lugares con mono de ensaladas y para eso nada mejor que ir al súper), pero sí de servicios y supermercados.

10 de julio de 2018

Australia (1): pedaleando por el Outback

Tras pasar los estrictos controles australianos de limpieza de bicis y enseres sin problemas -no fuera ser que introdujéramos una plaga en el país, que para eso ya están los propios australianos, sean conejos, escarabajos o cactus-, nos dedicamos un buen rato a montar las bicis en el aeropuerto de Darwin. Fuera, a pesar de ser ya noche cerrada, seguía haciendo un calor tropical. Lógico, pues Darwin no deja de estar bien anclado en el trópico, de hecho más cerca de Indonesia que de Canberra. Pero ¿para eso venimos a la civilizada Australia? ¿No debería gozar el país entero del aire acondicionado? En la calle de nuestro céntrico y no especialmente barato hotel, un buen grupo de aborígenes borrachos gritaba, mendigaba, rompía botellas, se peleaba (con golpes de borrachos, esto es, sin acertarle al contrario). No era una noche especial, una de fiesta tras el cobro del salario o ayuda estatal. Según nos dijeron, todas las noches son iguales. También durante el día uno se topa en esta zona del país con aborígenes borrachos, a medio camino entre la agresiva bronca y el feliz canturreo, hasta las cachas de alcohol o drogas. Tal vez no sea políticamente correcto mencionarlo, desde luego hubiera preferido comenzar con otro asunto, pero es lo que nos encontramos nada más llegar... y, con el follón que estaban montando, como para no verlo. Más adelante, más al sur veríamos más aborígenes y su condición y la complejidad del problema que los asedia será un asunto recurrente en la conversación con cualquier persona con un mínimo de sensibilidad.

7 de mayo de 2018

Del oeste de Este del Oeste al oeste de Este del Este, pasando por el este de Este del Oeste, pero sin llegar al este de Este del Este: pedaleando por Timor

No, no me ha dado una insolación. Tampoco, me temo, soy muy original. Creo que no hay viajero que haya pasado por estas tierras que no se haya visto tentado a jugar con los significados para hacer un chistecillo similar. Me explico: Timor significa este u oriente. La isla de Timor está dividida por un lado por Timor Occidental (Este del Oeste), colonizada por Holanda hasta finales de 1949 y ahora perteneciente a Indonesia, y por otro lado por el independiente Timor Leste u Oriental (Este del Este), en manos portuguesas hasta 28/11/1975. Y como empezamos a pedalear por Kupang, que está al oeste de Este del Oeste... Me lo permitís, ¿no?

Hace una eternidad - nada menos que en enero de 2015- que cruzamos el Bósforo en Estambul para adentrarnos en Asia. Tres años y pico, 25 países asiáticos (y sus gentes) tan dispares como Mongolia, Japón, Kyrguistan o Nepal, más de 40.000 km pedaleados por este enorme continente y muchas, muchas subidas y bajadas por los Himalayas, los Pamires o tantas otras montañas. Timor va a ser por ende la isla de las despedidas: nos despedimos de Indonesia, de los países musulmanes (¡adiós, muecín!), de Asia, de Oriente, de no hablar el idioma local y, por lo menos durante una temporada, nos despedimos también de ser potentados financieros, para volver a ser pobretones en países caros como Australia, Canadá y Estados Unidos.

18 de abril de 2018

Por la isla de Flores, en Indonesia

Sobre la isla de Flores la madre de todas las guías, la famosa Lonely Planet, dice más o menos lo siguiente: "Algunos superhombres ciclistas con piernas de acero consiguen cruzar la isla, tomando autobuses para subir las peores colinas y después bajarlas pedaleando, pero la topografía de la isla excluye a cualquiera que no sea un fuera de serie del Tour de France."

Ante esta atemorizante perspectiva dudamos sobre nuestra capacidad para cruzar la isla en bici. ¿Tour de France, nosotros? ¿Superhombres, piernas de acero? Anda ya... Si somos del montón, como mucho. Con lo que habíamos sufrido en las imposibles cuestas de Sulawesi, ¿Flores iba a ser peor?

Flores resultó durilla, pero para nada imposible. Y, desde luego, nada de autobuses para subir las peores cuestas. Nuestras dudas fueron una muestra más de nuestra inveterada humildad (ejem), de nuestra extraordinaria condición física (ejem, ejem)... o de que el que escribió la guía no era precisamente un atleta, salvo de la exageración (lo más probable).

8 de abril de 2018

Sulawesi (2): entre pacíficas medusas y búfalos agresivos

De Gorontalo tomamos un barco nocturno a las islas Togean, nuevamente la típica imagen paradisíaca de isla tropical, con unas tierras cuajadas de cocoteros y verde frondosidad y unas aguas cristalinas llenas de vida, especialmente de coral y, por ende, un magnífico buceo. Uno puede estar horas en los impresionantes atolones y en las barreras de coral de la zona, un espectáculo de formas y colores digno de los mejores documentales de Cousteau.

Lo más alucinante por novedoso y diferente resultó ser el lago de las medusas, de los que parece ser que solo hay tres en el mundo: dos en Indonesia y un tercero en Palau, una isla en mitad del Pacífico. Se trata de lagunas en las que las medusas, tras no sé si miles de años como dicen algunos pero sí muchos sin depredadores, han perdido su veneno o toxicidad. Uno se mete en el agua y se sumerge en un fluido sicodélico, lisérgico, rodeado de miles de medusas que flotan por todas partes y lenta pero irremisiblemente chocan contra tu cuerpo. En un primer momento intentas evitarlas, pero después te dejas querer. Por algún motivo la experiencia resulta absorbente, onírica, como de cuadro de Dalí, acabas teniendo la misma actividad cerebral que las medusas y podrías perpetuarte en esas aguas como otra más.

1 de abril de 2018

De "Hello misterrrs", pendientes imposibles, comidas incendiarias, calores y lluvias tropicales: el espectacular norte de Sulawesi

Fuera por timidez, por desconocimiento, o por no enterarse de nuestra pregunta, el de la agencia nos aseguró repetidas veces que no había camarotes en el ferry a Sulawesi (nombre autóctono que me gusta más que el españolizado Célebes) y, a pesar de lo que decía el billete, tampoco teníamos tumbonas asignadas. "No seats assigned, it's free!", nos dijo alegremente alguien de la tripulación a nuestra llegada al barco. Recorriendo posteriormente el ferry vimos cantidad de algo que se parecía bastante a camarotes, pero pensamos que ya era tarde. Digo pensamos porque de hecho los camarotes se alquilan una vez en el barco y no antes, algo que no se nos ocurrió en el momento. El caso es que estábamos en cuarta clase.

11 de febrero de 2018

De montañas, ríos, junglas e islas: en Sabah, Malasia

Ni valses vieneses ni saltos de esquí en Garmisch Partenkirchen. Nosotros estrenamos el año 2018 pedaleando primero desde la capital bruneana, Bandar Seri Begawan, hasta el puerto, y después en un bote rápido hasta la isla malasia de Labuan. Esta isla es una zona libre de impuestos en la que comprar alcohol, tabaco, chocolates y perfumes, a la par que un lugar de juergas y excesos alcohólicos de los shariacogotados habitantes de Brunéi. Tras una noche de descanso, en la que no hubo ni alcohol, ni tabaco, ni chocolate, pero sí el embriagador perfume de nuestras muy usadas y sudadas vestimentas, otro ferry nos transportó hasta la costa de la provincia de Sabah, también en Malasia. Desde ahí unos días de sufrido pedaleo bajo el abochornante calor y la copiosa lluvia habituales en el trópico nos acercaron a la capital provincial, la costera Kota Kinabalu. Cariñosa y popularmente llamada KK, los típicos carteles, camisetas y recuerdos de "I love KK" son, para los hispanohablantes, una oda a la escatología.

10 de enero de 2018

¡Brunéi ejpañol!

Eso, como Gibraltar. Al fin y al cabo, la capital de Brunéi, a la sazón Kota Batu, perteneció al valiente y aguerrido imperio español durante 72 triunfales días. Que estuviera en sus manos poco más de dos meses ocurridos allá por 1578 es irrelevante, y que los heroicos conquistadores se tuvieran que largar -no sin incendiar previamente la infiel mezquita capitalina- por una potente diarrea no resta valor a la gloriosa gesta, llena de raza y bravura, que debe permanecer alta en los anales (!) de la historia. La religión, cómo no, estuvo detrás de esta "Guerra de Castilla", los españoles interesados en extender el cristianismo y evitar la propagación del islam, que el sultán de turno, Saiful Rijal, ya se estaba encargando diabólicamente de extenderlo en Filipinas.

La religión sigue estando muy presente por estas tierras. Entramos al sultanato de Brunéi un viernes, día de rezo. Desde que en 2013 Su Majestad el Sultán Haji Hassanal Bolkiah Mu’izzaddin Waddaulah Ibni Al-Marhum Sultan Haji Omar ‘Ali Saifuddien Sa’adul Khairi Waddien, Sultan y Yang Di-Pertuan de Brunéi Darussalam (si no os importa que rompa el protocolo, lo llamaré simplemente Sultán a partir de ahora) anunciara la imposición de la ley sharia para los musulmanes (dos tercios de la población), las reglas de convivencia se han islamizado. Así el rezo del viernes (como también lo es el ayuno durante el Ramadán) es obligatorio y las empresas que no estén cerradas los viernes deben hacerlo las horas necesarias para que sus trabajadores puedan acudir a él.

7 de enero de 2018

En Sarawak, nuestra primera parada en Borneo

Kuching es la capital de la provincia malasia de Sarawak y nuestra puerta de entrada a la isla de Borneo. Nuestro plan en esta isla que trae a la imaginación piratas ojoparcheados, exóticas aventuras y exploradores intrépidos, es pedalear por su costa norte, primero por la provincia malasia de Sarawak, cruzar al Sultanato de Brunéi y después a Sabah nuevamente en Malasia, antes de pasar a Indonesia por Kalimantan, desde donde embarcaremos en un ferry hasta Sulawesi, también llamada Celebes. Clarísimo, ¿no?

Uno de los efectos secundarios o colaterales de viajar es que recuerdas (o aprendes) geografía, especialmente confusa en estos prolijos archipiélagos de allende los mares. Puede ser el momento de repasar ese libro de geografía asiática de EGB o alguna novela de piratas de Emilio Salgari (¿¿EGB, Salgari?? sí, anciano que es uno). O Google Maps, por supuesto, pero la consulta, aunque más fácil, no tendrá el mismo sabor. Ah, y aprovechando el repaso geográfico, os recuerdo que Borneo es, con 750.000km2, la tercera isla más extensa del mundo, tras Groenlandia y Nueva Guinea. Australia, para los incrédulos que osáis dudar de mi palabra (y la de la Wikipedia), se considera un continente.